aterrizando.

no hace ni 24 horas desde que me acordé de echar la llave por última vez y me han pasado tantas cosas que no se ni por donde empezar. me olvidaré muchas, seguro. da igual.

empezamos en el avión frankfurt-hong kong. asiento 54 k (k de ventanilla) y dos noruegos corpulentos como compañeros de viaje. ni saludos ni cortesías. yo pronto encuentro una de las mil posturas en las que me siento agusto. almohada de mentira y manta de cuadros en bolsa de plástico pero no puedo dormir. todavía siento como me agarrais. mucho vino en la cena puede ayudarme a dormir. los noruegos están deacuerdo y añaden whisky de sobremesa. apago la luz y cierro el libro, creo que ha llegado el momento. 200 ovejas han saltado la valla y el tio que se sienta a mi lado se marea y me tralla encima. no quiero ni acordarme del olor. hijodeputa. hasta que no le miro no gira la cabeza y dirije el chorro hacia su asiento. serrín, servilletas y cambio de asiento. un chino ronca y ya no puedo dormir.

llegamos a hong kong con el inserso coreano y las colas de inmigracion se me hacen eternas. si no me doy prisa puede que acabe durmiendo debajo de un puente, que me tralle encima un chino y que los ronquidos de un noruego no me dejen dormir. internet gratis en el aeropuerto. alguien ha velado por mi. studiostudio me han aceptado y llamo al móvil de un tal eason fu. no entiendo una mierda de la direccion que me dice pero da igual porque el taxista tampoco me entiende a mi. le doy el móvil de eason fu y entre los dos se aclaran. taxi comunista de cambio automático que revoluciona el motor cuando le apetece y taxista con tic nervioso en el brazo que pega volantazos sin que le apetezca. clearway bay. zona muy comercial y muy céntrica. esto significa que mi apartamento es de lujo. es todo detalles: microondas, cocina eléctrica encima del armario y olor a alcanfor. ¿cortinas? no sabía lo que decía cuando me quejaba de vivir por debajo del umbral de la pobreza. ahora, al menos durante un mes, será verdad.